Archivo mensual: junio 2012

El menú de una noche de verano

Como, en unos sitios más que en otros, ha llegado el verano, hemos decidido preparar un menú adecuado para la ocasión. Por lo pronto, aquí tenéis nuestra selección; las recetas las publicaremos en los próximos días. ¡Esperamos que os gusten!

La Héroa de Carabanchel Alto

La Amiga:

A Elvira Lindo la conocía yo porque es la madre de Manolito Gafotas, su hermanillo «el imbécil» y el abuelo (que mola un pegote). Manolito fue quien me enseñó lo que era el mundo mundial y es el gran culpable de que duchase al que iba delante mio en el autobús tras la carcajada que me provocó alguna de sus salidas. Sólo por eso, a mi ya me gustaba Elvira…

Pero cuando me vine a vivir a este país (y parte del extranjero) le perdí la pista. Y es que leer el periódico en plan digital hace que se te escapen detalles como que se dedica a escribir una columna en el País. Bueno, le perdí la pista hasta que se la encontré otra vez y descubrí con qué salero sigue escribiendo esta mujer. En sus columnas Elvira escribe mucho sobre esa indignación que ya no podemos callar con todas esas cosas que están pasando en España y en el mundo mundial. Y dice lo que tiene que decir como a mi me gusta que se digan las cosas (que si no me alboroto), de forma clara y contudente pero finicamente que para eso la mujer entiende de letras. Para muestra, aquí tenéis un enlace*.

Elvira Lindo es mi nueva héroa (que no heroína porque eso me suena a mi a otra cosa) y, cuando sea mayor, quiero aprender a escribir como ella (y a cantar como Barbra Streisand).

Que ya sé que ha escrito más libros pero estos son los que yo tengo.

* En el momento de publicación de esta entrada, parte del escrito de Elvira Lindo está un poco pasado de moda (el Dívar ese, que no se merece que yo le ponga el «señor» por delante, dimitió el jueves pasado) pero sigue valiendo la pena leerlo y reflexonar sobre ello.

La Sultana de Caracas

Holland Girl

La mayoría de los que emigramos nos vemos envueltos en un festival de emociones, como un arcoíris, por su forma y por sus colores. Pero hoy, como casi todos los días, viendo una ventana de mi país llamada Facebook, me encuentro con una foto que me ha alborotado la nostalgia mas no la tristeza. A través de la foto, sé que está ahí y que cuando vuelva me estará esperando como a cualquier otro de sus hijos. Igual como cuando lo hacía cada mañana al levantarme o cada noche al acostarme, cuando iba al trabajo o a la universidad, no importaba en qué lugar de la ciudad me encontrara, ella estaba ahí. Con lluvia o con neblina, su imponente estampa siempre me colmaba de calor en la mañana y fresco en la tarde. Y es tan espléndida que comparte con todos el verdor de su alma y el color de las flores que ha sembrado, y hasta los pájaros más coloridos y alegres, se rinden ante ella. Cuando le preguntas a un Caraqueño qué es lo que más extraña, no titubea al nombrarla casi como a una madre y es que es así, la madre de todos los que tenemos la dicha de haber nacido en la capital de un hermoso país llamado Venezuela.

Su presencia se puede notar cuando caminas por casi toda la ciudad y te ubica rápidamente donde está el Norte. Hasta denominación poética tiene: La Sultana de Caracas. Ha sido musa de pintores, escritores, poetas y políticos y, por qué no decirlo, unos la han tratado mejor que otros. Sin embargo ella ha aguantado recordándonos que está ahí para protegernos del impetuoso Mar Caribe que aguanta a sus espaldas….

Aquí les dejo queridos amigos la foto para compartir su majestuosidad y la nostalgia que me llevó a escribir sobre la montaña que atraviesa Caracas, la capital de Venezuela, mi país: ¡El cerro Ávila!

Foto amablemente cedida por Facebook.

¿No nos estaremos pasando tres pueblos?

La Prima

¡Qué suerte tienes! es un hombre que sabe cocinar y que no le gusta el fútbol”, es lo que mi madre opinó de mi Santo. Claro que eso fue después de recuperase del patatús que le dió saber que su hija del alma querida se había echado un novio extranjero, mejor dicho en el extranjero. Lo que no sabíamos ninguna de las dos era que el país de origen del pretendiente en cuestión es uno de los que cuenta con más aficionados al balón-pie. Después de todo la jugada no me había salido tan bien.

Típico jardín «delantero»

Cada vez que se aproxima una competición internacional Holanda pierde su colorido y se vuelve monocromática, real y metafóricamente hablando. Las tiendas, las calles, los colegios, las fachadas de las casas y ventanas, la vestimenta de la gente y su forma de pensar es naranja. Te meten el gol por todas partes y quedarse fuera de juego es imposible.

Si confiesas al día siguiente de una victoria que no viste el partido corres el riesgo de que te denuncien al departamento de inmigración, por inadaptado. Y si es una derrota (cosa que ha sido lo habitual en la presente eurocopa) pues hay que aguantar el malhumor colectivo, empezando por los comentarios de mi hija:
– “Es que Holanda debería de aprender a jugar mejor y los demás equipos a jugar peor”.

Después de soltar la carcajada reglamentaria aprovecho la situación para explicar mi visión. «La verdad hija, es que esa gente que salta al terreno de juego debe dejarse la piel ahí, deben hacerlo lo mejor posible. Ganan tal cantidad de dinero por ¿practicar/trabajar en ese deporte? que su obligación es sudar la camiseta.»
Ventanillas de coche, espejo retrovisor y enganche de remolque apoyando a la selección.

Que me perdonen los aficionados por tocarles las pelotas; pero es que con la que está cayendo en Europa… (y en España ni te cuento) Con los recortes escandalosos que están sufriendo la educación  y la cultura en Holanda… es una vergüenza lo que se gastan los comercios al regalar cositas naranjas, en lugar de vender la leche más económica y también es una vergüenza el dinero que se paga a esos deportistas con independencia de su prestación… ¿Qué quieren que les diga? A mi me parece todo completamente desmedido.

Ah, y acepto deportivamente la tarjeta roja que más de un lector me pueda haber sacado al leer este post. (Después de todo será LA ROJA, jijiji)

Fachada enmoquetada para la ocasión.

Darwinismo Gastronómico

El Caballero Ciber-Andante

Hoy en la mayor parte de los países desarrollados la disponibilidad de agua limpia y fresca es casi un hecho cotidiano, pero esto es así desde hace realmente muy poco tiempo. La realidad es que, en la mayor parte de la historia de la humanidad, éste ha sido un lujo disponible para un reducido número de personas.

En Oriente este problema fue solucionado casi por accidente (como la mayor parte de los descubrimientos). En remotos y lejanos tiempos, las cocinas fueron los más confiables laboratorios de investigación y cuenta la leyenda que en China el Emperador y erudito Shen Nung descubrió las propiedades beneficiosas del té. Y como consecuencia, una de sus sabias normas fue la disposición toda el agua destinada para el consumo humano fuese previamente hervida.

La historia comienza así, cuentan que un día del año 2737 AC, cuando Shen Nung estaba descansando junto a un árbol de té silvestre, una ligera brisa agitó las ramas con tan buena fortuna que algunas hojas fueron a caer en el agua que estaba hirviendo. La infusión resultante le pareció deliciosamente refrescante y reconstituyente, y así fue como descubrió el té.

Evidentemente resulta imposible saber si Shen Nung existió en realidad o si simplemente es la encarnación mítica de los desarrollos agrícolas, herbarios y culturales de la antigua China. Pero sean cuales sean sus orígenes, la popularidad del té en China en aquella época es un hecho aceptado por los estudiosos. Y fue gracias a este fortuito descubrimiento que en el Lejano Oriente pudieron desarrollar un método de purificación del agua a través de hervirla. Todo un adelanto en la prevención de enfermedades gastro-intestinales.

En Occidente el mismo problema fue enfrentado bajo otra perspectiva totalmente distinta; mediante la fabricación de cerveza y vinos. La poca disponibilidad de agua confiable para beber en la Europa del Imperio Romano a la Edad Media obligó a encontrar una solución en estas bebidas fermentadas que producen alcoholes a través de la fermentación de azúcares.  Estos alcoholes son potentes bactericidas que pueden eliminar bacterias patógenas tales como la Salmonella.

¿Pero donde entra Darwin y la selección de las especies en estas dos historias?  Bueno, en la resistencia que algunas personas tienen al alcohol. Resulta que durante siglos en tabernas y reuniones sociales se consumieron estas bebidas alcohólicas pero las personas que mostraban mayor resistencia a no caerse de borrachos, se llevaban el premio mayor… las chicas, seguramente subieron a las habitaciones con ellos y así sus genes pasaron de una generación a otra, mientras que los que no lo lograron, se quedaron dormidos debajo de las mesas de las obscuras tabernas de la Edad Media.

Por esta razón las personas de Oriente son menos resistentes al alcohol que los Europeos. Y si usted cree que se puede aprender a resistir al alcohol… lo más seguro es que no sea mérito de usted, sino más bien de sus genes, cuestión de selección natural.

Alberto Martínez Velázquez

Cuatro tardes caminando II: testimonio fotográfico

  La Prima

Para una correcta comprensión y disfrute del texto recomiendo la lectura de la publicación del viernes pasado: https://mafaldillas.wordpress.com/2012/06/06/cuatro-tardes-caminando/

LUNES 4 DE JUNIO

Mirar el cielo, eso  es lo que hemos hecho hoy con más frecuencia porque no ha dejado de caer agua en todo el día. Pero al llegar la tarde, el sol se asoma tímidamente y nos acompaña en nuestra primera caminata.

La mayor parte del camino disfruto enormemente de compañía de nuestra colaboradora CG; tan agradables charlas siempre saben a poco.

Y hablando de sabores, una  de las tradiciones de la que más disfrutan los niños durante el «avond4daagse» es del chupeteo de media naranja en la que se ponen tres pastillicas de menta y se sujetan con un pañuelo. Una guarrería como otra cualquiera.

MARTES 5 DE JUNIO

Hoy porta la bandera, insignia del colegio, una niña con mucha prisa por llegar al final y nos lleva al grupo con la lengua fuera. Menos mal que la invitación que ofrecen los profesores en mitad el camino nos da la opotunidad de reflexionar: «¿vamos a apagar un fuego? ¡no! pues entonces que los demás corran lo que les venga en gana que nosotros llevaremos nuestro ritmo».

Los encuentros con las amistades forman parte del ritual durante estos días y dejan anédotas divertidas, como el susto que hoy le di a nuestra querida «representante de la Embajada de los Estados Unidos», que andaba tan concentrada con sus cosas que no se percató de nuestra cercanía.

MIERCOLES 6 DE JUNIO

Mis obligaciones semanales me impiden acudir a la marcha de hoy que se realiza en la aldea cercana. ¿Qué quieren que les diga? es más divertido ir al gimansio con mis amigas e igualmente sano. Así que mando a mi santo esposo con cámara en mano para que haga un par de fotos para nuestra redacción.

JUEVES 7 DE JUNIOMadres abnegadas preparándose para la dura caminata que les espera

Marujita desarrollando su labor organizadora

Hoy es el último día y el más emocionante para los niños porque al final del trayecto el público aplaude y regala flores y majorettes desfilan con la banda del pueblo. Mi hija ha tenido este año su tercera medalla conmemorativa de la participación en tan magno evento y una copa rellena de chucherías.

Diseño fotográfico creado por mi hija

Miss México derrochando simpatía y músico con linda camisa veraniega muy apropiada para la ocasión.

Lástima que todo ello lo hemos tenido que disfrutar bajo la impertinente lluvia que apareció en el momento más inoportuno, pero como dice el saber popular: A mal tiempo, buena cara.

Orgullo y Prejuicio

La Amiga:

Es una verdad universalmente reconocida que todo hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita esposa

Así comienza una de las comedias románticas más famosas de la literatura universal: Orgullo y Prejuicio. Y querida amiga Cooking-Love, esta entrada es para ti porque sé que tu película favorita es precisamente la versión que se hizo de esta obra en el 2005.

Ya lo he contado en alguna ocasión, mi pasión por esa historia comenzó algo más de un lustro cuando el libro llegó a mis manos. La historia, escrita por Jane Austen en 1813, la empecé a leer con ciertas reticencias… Y es que en mi adolescencia hice el intento de leer otro de sus libros y caí en el más soporífero aburrimiento. Pero claro, por aquellos entonces era yo menos romántica y mis momentos de lectura me gustaba llenarlos con mi amiga Agatha Christie y un buen tute de cianuro… Pero la fluidez de Orgullo y Prejuicio me enganchó desde el principio. Tanto es así, que es el único libro que he comenzado a leer por segunda vez justo tras acabar de leerlo la primera vez.

La historia no te la voy a contar porque ya te la conoces, ¿verdad? Lo que quiero compartir contigo son más maneras de disfrutar de ella. Además del libro, donde puedes saborear la historia en su más puro estado, hay otras versiones cinematográficas que seguro te gustarán.

La película más antigua que conozco es la que protagonizaron Greer Garson y Laurence Olivier en 1940. Este Darcy se pasa un poco de arrogante (pero es que Laurence Olivier nació para ser Heathcliff en Cumbres Borrascosas; otra obra genial por cierto). Pero la historia tiene el ritmo agradable de las películas americanas en blanco y negro y su toque gracioso muy al estilo de «Mujercitas» protagonizada por Katharine Hepburn (otra de mis favoritas).

Luego la BBC hizo dos adaptaciones de la novela, una en 1980 y otra en 1995. Esta última es probablemente la adaptación más conocida y también la más fiel al libro. Además, tiene al Mr. Darcy más famoso de todos: el protagonizado por Colin Firth. Los seis episodios de la serie los suelo disfrutar en plan maratón esos días de gripe cuando la fiebre sólo me deja toser tirada en el sofá.

Pero a mi hay dos «Darcys» que me gustan más que Colin Firth y aún no sé con cual quedarme (* Nota personal: quedarme, quedarme, me quedo con el que tengo en casa pero aquí, entre nosotras, creo que le da más aire a Luke Skywalker que a Mr. Darcy…).

Primero está el que tú conoces, el de la película del 2005. Con esa carilla de niño bueno que tiene Matthew Macfadyen no le sale la pedantería ni a tiros pero a mi me resulta muy tierno el buen hombre. Ahora eso sí, me quedo con la Lizzy de 1995 (Jennifer Ehle) mil veces antes que con Keira Knightley. Curiosamente de esta película hicieron dos versiones, la versión europea más purista y, fiel a las historias de Jaen Austen, sin beso. Y la versión para el público americano que incluye el ansiado beso justo antes del «The End».

Pero el Darcy guapo, guapísimo es el que protagoniza Bodas y Prejuicios. Una versión «bollywoodiense» del tema que creo está muy bien conseguida porque además nos mete de una forma muy divertida en la tradición del cine indio (lleno de colorido, bailes y música).

Y hay aún más versiones de la obra pero ahora prefiero enseñarte algunos de mis dibujillos sobre el tema. Porque además del dibujo que ya conoces (publicado en mi blog de La Ilustradora de Princesas), tengo unas cuantas Lizzy Bennet entre mis cuadernos de dibujo. Primero está la Lizzy inteligente pero orgullosa y prejuiciosa:

Y la Lizzy que empieza a dudar de sus propios juicios. Ya sé que tiene sus fallillos pero tiene el mérito de ser también una de mis primeras princesas de ojos tristes:

Y por último está tu Lizzy. Y como tuyo que es Cooking-love, ya le puedes ir buscando un marquillo:

Cuatro tardes caminando

  La Prima

Anualmente y por estas fechas se desarrolla en Holanda una tradición con bastante popularidad entre los escolares, la denominada  “avondvierdaagse lopen”.  Se trata de salir de caminata por la ciudad, pueblo o aldea durante cuatro tardes consecutivas;  junto con el resto de alumnos del colegio, padres, madres, abuelos, suegros y vecinos residentes en los alrededores.   Hay tres rutas diferentes, una de 5 km. otra de 10 km. y la de 15 km. para los grandes andarines. Suele empezar en torno a las seis de la tarde y duran un par de horas, dependiendo del ritmo del pelotón.

El término “vierdaagse” (cuatro días) se empezó a usar en 1909 cuando la asociación holandesa para la educación física recomendaba con entusiasmo las caminatas. Por lo visto el consejo tuvo una gran aceptación en el norte del país (Het Gooi) y en 1940 organizaron oficialmente las primeras marchas a las que se fueron sumando otras regiones.  Durante la guerra fueron prohibidas por los alemanes que no veían con buenos ojos éste tipo de actividades populares. Tras la liberación muchos ayuntamientos y asociaciones de senderistas retomaron la costumbre  que se mantiene hasta nuestros días sin apenas modificaciones. ( Averiguar esto me ha costado horas de invetigación on-line… Bueno, en realidad no tantas, pero me he tomado la molestia de resumirlo en castellano por si el lector  no sabe holandés, que le puede pasar a cualquiera)

Como todo en esta vida, la costumbre tiene sus partidarios y sus retractores. Hay críos que nunca participan y otros que pasan semanas esperando con entusiasmo que llegue la fecha. Para los padres suele ser toda una operación logística salir del trabajo, comer como los pavos y echarse a la calle. (No olviden que por estas partes del mapa se hace la comida fuerte precisamente a las seis)

Mi hija es de las fanáticas- de raza le viene al galgo- no podía ser de otra forma teniendo un abuelo que conoce las montañas de Sierra Nevada como la palma de su mano… ¿y nosotros ? pues si quieren saber más no se pierdan la próxima entrega de mafaldillas, en la que comentaré el transcurso del “avondvierdaagse lopen 2012” de La prima y Cía.

Los recortables de mi vida

La Amiga:

Siguiendo el recorrido nostálgico por mi infancia, no puedo olvidar mencionar las muñecas recortables. Me encantaban y como eran de papel, no valían mucho y podía comprarlas con mi dinerillo semanal. Pero no cualquiera me valía porque delicada he sido toda mi vida. Podía pasarme horas en el Estanco de Paquito mirando y remirando todos los vestidos y complementos, el estilo del pelo y la expresión de los ojos hasta finalmente escoger el recortable más bonito.

Al principio sólo jugaba con ellas pero poco a poco empecé a hacerles mis propios diseños que pintaba con los Rotuladores Carioca (¡caja doble!) que me echaron los Reyes Magos. Mis recortables los guardaba entre las hojas de un libro de cuentos sobre un pastorcillo que se llamaba Pío. Pero en una de nuestras múltiples mudanzas, el libro quedó atrás, y perdí todas mis amigas de papel…

Con los años olvidé sus caritas y nunca imaginé que la magia del internet me las devolvería con una vividez inusitada. Porque entre todos los blogs maravillosos que hay en este mundo, hay también dedicados a las muñequitas de papel. De ellos podéis aprender su historia y ver la increible cantidad de estilos y modelos que existen. Pero para mi, la experiencia más bonita fue que enseguida pude reconocer las muñequitas que sí fueron mías.

Algunos de mis recortables y mis Rotuladores Carioca.

Además, La Prima que sabe de mis nostalgias, hace unos años llegó con un librito muy especial que tengo guardado con mucho cariño.

Cosas que le «mangué» a mi madre

  La Prima

No sé si es porque vivo lejos de mi Granada o porque simplemente me gustan las antiguallas, el caso es que tengo mi casa salpicada de objetos cargados de recuerdos o que formaron parte de la vida de mis antepasados.

Mi madre es de ese tipo de personas que lo guardan todo pero que tarda medio milisegundo en decirte “pues llévatelo” si muestras el más mínimo interés por alguna de sus pertenencias. Así que después de todo no tengo más remedio que agradacerle el que haya conservado cosas que de otro modo yo no podría haber rescatado del olvido.

Este azulejo con un mensaje tan lleno de energía positiva estuvo siempre en la entradilla del piso en el que yo pasé mi infancia. Se lo regalaron a mis padres cuando se casaron junto con un típico almirez que también cuelga en mi cocina.

Me gusta mucho la cerámica y tengo debilidad por la de mi tierra,  así que unos lebrillos que formaban parte de una gazpachera del año de Maricastaña no podían faltar en mi pared. (Para quien se esté preguntando qué porras es el artilugio que aparece en la foto le diré que es un sacacorchos.  Me lo regalaron mis amigos de la universidad cuando me casé, no es viejo pero tiene «el sabor» de las tabernas de antaño). 

De mi abuela eran estos cucharones de cobre  que también forma parte de mi memoria infantil. Y no sé cuántas aceitunas  comería yo de la bandejita de arcopal en la que ahora echamos la calderilla.

Mi tesoro más querido era también de mi abuela, el molinillo de café en el que triturábamos los aromáticos granos de los que aún quedan restos en el cajoncito, y -no se lo pierdan- aún conserva el olor. Comparte estantería con una joya del año 1961: el libro de recetas de la olla Magefesa, que vino con premio pues en su interior tenía un par de tiras de puntos para intercambiar por regalos (de este libro nos  hablará La Amiga algún día).

Por último os mostraré mi cojín favorito, fue realizado hace medio siglo de forma artesanal por mi tío Miguel, una maravilla de tejido alpujarreño. En realidad tengo dos, pero el otro lo conservo como oro en paño sin estrenar.

Esta es su casa, pasen y tomen asiento cómodamente… podemos hablar de las cosas de entonces… podemos hablar del ayer… pero no olviden que vivir, lo que se dice vivir, se vive en el presente.